Estados Unidos atacó una lancha en el Pacífico Oriental y crece la tensión regional con Venezuela y Colombia
Por orden de Donald Trump, fuerzas estadounidenses realizaron el primer ataque naval en esa zona bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Murieron dos personas y gobiernos de la región denunciaron una escalada militar sin pruebas ni aval del Congreso.
Estados Unidos ejecutó por primera vez un ataque armado en aguas del Pacífico Oriental, en el marco de su estrategia militar contra el narcotráfico impulsada por el presidente Donald Trump. Según informó el Pentágono, dos presuntos narcotraficantes murieron durante el operativo del martes, mientras que ninguna fuerza estadounidense resultó herida. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, calificó a la embarcación como una “narcolancha”, aunque Washington no presentó pruebas que respalden esa afirmación.
El ataque, que fue registrado en un video difundido por el Departamento de Defensa, muestra una lancha a alta velocidad antes de ser destruida. Sin embargo, no se brindaron detalles sobre la carga ni la ruta del navío. De acuerdo con la Casa Blanca, la operación se enmarca en una orden presidencial que declara a los cárteles de droga como “organizaciones terroristas”, extendiendo la lógica del combate al terrorismo hacia los delitos vinculados al tráfico de estupefacientes.
El medio Página/12 señaló que esta acción representa una expansión del despliegue militar estadounidense, que hasta ahora se concentraba en el Caribe, cerca de las costas venezolanas. Con el ataque en el Pacífico, Washington amplía su presencia con destructores, submarinos, aviones F-35 y fuerzas especiales, reforzando el control de las rutas marítimas utilizadas para el contrabando. “No habrá lugar seguro para los narcoterroristas en nuestro hemisferio”, declaró Hegseth, comparando a los cárteles con Al Qaeda.
Las repercusiones diplomáticas no se hicieron esperar. Los gobiernos de Venezuela y Colombia reclamaron explicaciones inmediatas y exigieron pruebas sobre la participación de la embarcación atacada en actividades ilegales. El presidente colombiano, Gustavo Petro, calificó la operación como un “crimen de guerra”, mientras que Nicolás Maduro denunció una “presión militar creciente” sobre su territorio. El mandatario venezolano advirtió que responderá cualquier nueva incursión “con una lucha armada”, e inició la movilización de tropas y el entrenamiento de civiles para la defensa territorial.
Desde el 2 de septiembre, Estados Unidos ya ha atacado siete embarcaciones en el Caribe, con un saldo de al menos 34 muertos, según datos oficiales. Diversos organismos internacionales de derechos humanos alertaron sobre la legalidad y proporcionalidad de estos operativos, que no cuentan con autorización del Congreso estadounidense y se amparan en la declaración de conflicto armado contra los cárteles firmada por Trump.
Especialistas en derecho internacional advierten que considerar a presuntos narcotraficantes como objetivos militares implica una reinterpretación peligrosa de la legislación internacional, desplazando la respuesta judicial por una estrategia de ataque directo. Mientras tanto, la tensión en el continente aumenta, y la frontera marítima entre Colombia, Venezuela y Centroamérica se consolida como un nuevo escenario de disputa geopolítica bajo el argumento del combate al narcotráfico.