Xiomara Castro denunció una “conspiración criminal” para ejecutar un golpe electoral en Honduras

La presidenta alertó sobre un presunto plan para manipular los resultados de las elecciones del 30 de noviembre. Audios difundidos por la Fiscalía apuntan a una red que involucraría a funcionarios, legisladores y un militar activo.

La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, denunció la existencia de una “conspiración criminal” dirigida a “provocar un golpe electoral”, tras conocerse una investigación del fiscal general Johel Zelaya sobre un presunto plan para alterar los resultados de las elecciones generales previstas para el 30 de noviembre.

En un mensaje publicado en su cuenta de X (antes Twitter), la mandataria sostuvo que los mismos grupos que “violaron la Constitución en el golpe de 2009 contra Manuel Zelaya y consumaron los fraudes electorales de 2013 y 2017” intentan ahora “suplantar la voluntad del pueblo, generar caos y secuestrar la soberanía popular”.

“Condeno con absoluta firmeza esta conspiración criminal destinada a provocar un golpe electoral, tal como lo ha expresado el fiscal general de la República”, afirmó Castro. La advertencia se conoció luego de que el Ministerio Público difundiera una serie de audios que revelarían la existencia de una asociación ilícita integrada por una consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), un diputado y un militar activo, con el propósito de “imponer un resultado en el nivel electivo presidencial”.

Audios y acusaciones cruzadas

Según reveló Página/12, los audios difundidos por el fiscal Zelaya fueron obtenidos por Marlon Ochoa, consejero del CNE y miembro del oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre), quien presentó las grabaciones hace dos semanas ante la Fiscalía. En las grabaciones —posteriormente reproducidas de forma pública— se escucharía a la consejera Cossette López y al diputado Tomás Zambrano, ambos del opositor Partido Nacional, supuestamente coordinando acciones para deslegitimar las elecciones y favorecer al candidato presidencial del Partido Liberal, Salvador Nasralla, frente a la postulante del oficialismo, Rixi Moncada.

En uno de los audios atribuidos a López, la funcionaria mencionaría que una lista de instituciones declararía que “las elecciones no fueron regulares” y sugeriría “utilizar a la gente de la embajada de Estados Unidos y los organismos internacionales” para instalar la versión de una victoria de Nasralla.

Tanto López como Zambrano negaron la autenticidad de los audios y denunciaron un intento de manipulación mediante inteligencia artificial, responsabilizando al consejero Ochoa de una “operación política”. Sin embargo, el fiscal general Zelaya aseguró que las grabaciones “son auténticas, guardan relación y están bajo custodia oficial”, advirtiendo que la manipulación de resultados electorales constituye delito de traición a la patria, sancionado con penas de 15 a 20 años de prisión e inhabilitación absoluta.

Reacción del gobierno y alerta internacional

Ante la gravedad de las denuncias, Castro ordenó al Ejército investigar la participación de cualquier militar activo en el presunto complot y encomendó al canciller Javier Bú Soto denunciar la situación ante la comunidad internacional. “Se trata de una amenaza directa contra la democracia hondureña”, remarcó la presidenta.

El proceso electoral de noviembre será crucial para el país centroamericano, que deberá elegir presidente, tres designados presidenciales, 298 alcaldes, 128 diputados del Congreso Nacional y 20 representantes al Parlamento Centroamericano (Parlacen). En total, más de seis millones de hondureños están habilitados para votar.

Las denuncias de intento de “golpe electoral” reactivaron fantasmas históricos en Honduras, donde el golpe de Estado de 2009 que depuso a Manuel Zelaya —esposo de la actual mandataria— marcó una ruptura institucional aún presente en la memoria política del país.

Mientras tanto, la investigación avanza bajo máxima reserva judicial, con la promesa del gobierno de garantizar “elecciones libres, transparentes y sin interferencias” en un clima de creciente tensión política y mediática.